domingo, 3 de febrero de 2019

Descubrir



Me paré en la ventana,
entraba un poco de brisa
en días de calor absurdo.

Medía con mis ojos
la longitud del edificio;
conté los pisos un par de veces
y
me imaginé el vértigo
que sintió quien los hizo de uno
en uno.

Buscaba la forma exacta
de no pensar en nada más
que cualquier vanidad
que se me cruzara en el fondo.

El problema
no estaba radicado
en alguien más,
no pertenecía a otra esencia.

Era yo.

Yo con mis mitos eternos,
yo con la apatía hacia los tiempos 
del hoy.
Yo con mi espectro conservador
y soñador,
y un poco tonto tal vez;
de mirar las cosas 
con unas ganas
que parecen haberse escurrido en el tiempo.
En las personas.

Yo con mis ojos guerreros,
con ese salvajismo eterno 
de entregar
el todo 
o la nada.

No era más que entender,
aceptar y decidir.

Me enseñaron
que la soledad 
no es lo adecuado;
que es casi un deber
caminar de la mano
o del otro lado de la acera
a lo sumo.

Se me dijo, 
que aunque ganar
no era lo importante,
debía sentirme ganadora.

Que hay un stock
de prioridades -en la vida-
y que hay que regirse.

Me indicaron
que los sueños 
se persiguen,
y
cuando traté de seguir el primero.
Fui encarcelada.

Tanto se dice de la vida,
del amor,
del sexo...
Tanto de los pretéritos, 
de los verbos
y sus conjugaciones.

Que me perdí 
entre tantas letras 
absurdas,
y no puse la vista
en la esencia
que 
brota de mi cuerpo
de mi alma
de mis pasos.
De mis besos.

De la raíz 

de 
donde salen
todas mis hojas.




jueves, 13 de marzo de 2014

Frío…

Frío en estas cuatro paredes heladas,
en estos cuatro semblantes de hielo.

No hay nadie que escuche,
los gritos se ahogan,
cada quien lucha por su ideal
y
al final
ninguno consigue el objetivo.

No hay sexo que valga,
Ni conversaciones,
Todo es absurdo,
todo ha quedado en nada.

Las paredes ya no se manchan de historias,
ya no hay historias.

Las ventanas ya no escuchan los versos nocturnos,
ya no hay noches,
ni versos,
no hay oídos que escuchen.

Las manos adormecidas
junto al desván
yacen solos los cuerpos sin resplandor
inertes,
vagando por la vida,

aguardando por la muerte.

sábado, 11 de mayo de 2013

Vamos a comenzar una historia
escribiendo sobre paisajes de sal
y lunas de acero.

Vamos a desfragmentar las estrellas,
desarmando constelaciones,
la antítesis de tus deseos.

Vamos a plagiar besos
de películas románticas;
deseo de la angustia
creando macro pornos en fotografías sin luz.

Vamos al café de la esquina
a dar vueltas en "u" 

que nos hagan prisioneros 
dentro de nuestra propia cárcel.

Vamos a fingir el todo
que
por tanto
termina en la nada.

Vamos a rasgar paredes
a derramar gotas de pintura desde los ojos
a bendecir cada suelo con sudor.

Vamos a correr,
como las camillas de un hospital
hacia la urgencia de contenernos sobre nosotros mismos.

Vamos a ser todo 
lo que esconden los autores
lo que los libros no escriben.

Vamos a sujetarnos 
en la cuerda de nuestra locura.

- Mayo 2013 -

jueves, 9 de mayo de 2013

La caricia perdida

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia pedida, rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.

Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de besar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?

-Alfonsina Storni-


viernes, 3 de mayo de 2013

Cuando el torrencial baja
el eclipse
se deja ver entre las nubes
el semicírculo que opaca la luna
son tus ojos a mitad de abrirse
que se tuercen para esparcir.

¿Cuántas lunas he visto oscurecer?
El crepúsculo se torna azul,
busco entre las cartas,
poesías arrugadas,
viejas gotas de vino sobre la piel,
me han manchado los espacios;
la blancura se ha teñido.

Pareciera como si 
un huracán fugaz entró a la fuerza
destrozó todo a su pasó
y se largó a su antojo.
Pareciera que 
no hay tanto ahora por hablar
ni tantas cosas por decir.
Pareciera que somos dos personas
sin plural,
que nunca fuimos un equipo.

Cruzo en la izquierda,
el semáforo indica mi tiempo de pasar
y en la otra acera vienes tu, 
el semáforo también te indicó, supongo.
Estamos cruzándonos por el lado.
como en tantas otras historias,
como en tantas otras vidas,
como en tantas otras camas,
como en tantas otras paredes.

Miramos hacia adelante,
nadie sabe lo que viene,
no sabemos lo que hay en la acera
del frente,
a la que siempre hemos cruzado,
a la que siempre cruzaremos.

Aspiras mi cabello una vez mas,
vuelvo al piso; están las cartas
las gotas de vino
nos venimos otra vez.

Vamos con el paso apresurado,
hay un destino
un puto destino que ni siquiera
tenemos concebido,
sólo seguimos la flechas que indican
la nada, 
que
esperamos
termine siendo un todo.

Volteamos y 
nos vemos desintegrar
hemos pasado a la realidad;
el mundo se cortó en dos mitades
una tuya
y otra no tan mía.

Somos dos gatos taciturnos.

Bárbara Escartin

miércoles, 1 de mayo de 2013

Tiempo Cerrado I #JRMedina

He vuelto a mis antiguos menesteres,
a mi labor de estremecida claridad;
con los mismos ojos que recorrieron
esos lejanos montes, estos cercanos climas;
con estas mismas manos que ayer
cavaron la dulzura de un rostro
o desvistieron la tristeza remota del ocaso,
invito la creación que, estremecida, blande
en el tiempo sus alfanjes ilusorios.

Miro los límites celestes, los navíos dorados,
y el mar que bate su incansable brazo
sobre la piedra inconmovible, sobre la historia
de ese muro distante que la vida o la muerte sostienen.

¿Cantamos? Sí. Amamos; cierto.
En medio de la vida brota el deseo
Y no podemos contener su ardor y su vigilia.
Sólo la muerte es linde borradora, frente
de hundidos musgos, de derrotados fuegos.
Mientras tanto, gocemos esa luz, volvamos 
a movimiento simple, al labrador
sentimiento, a la palabra. Descendamos,
por otra vez el canto, 
a su pasión,
a su alegría.

Un fastuoso o apagado crepúsculo,
un demorado luto
en las livianas playas de una pluvial geografía,
un canto triste, un gajo de melancolía,
semejante a la materia de los días
aposentados en el corazón,
despiertan. O se pierden, irremisiblemente.

jueves, 18 de abril de 2013

Y entonces comprendí.
Tal vez no volaremos nunca
una cometa en el espacio.

Tal vez se queden
como tantas otras veces
mis palabras ahogadas en el fondo
tal vez las ahogue en un llanto nocturno,
las sude en un febril escondite
en las paredes de mi mente.

Cuando creo que ha sido suficiente de ti
es que aún no ha comenzado.

Siento las ganas calientes 
en mi garganta, como vomitando las palabras
de salir huyendo
de correr con el viento

Volteo a la puerta
sé que no te veré;
quiero olvidar la dirección
en la que mira mi espalda cuando te espero.

Estos días he estado drogándome
con cartas escondidas,
polvos que no he querido sacudir.

He huido y apenas caigo en cuenta.

En el fondo del mar,
y apenas caigo en cuenta.

Bárbara Escartin
   - Abril 2013 -